martes, 16 de julio de 2013

FLOR DE JULIO


No quiso saber de calendarios,
cuando abrió los ojos
al abrazo seco
de la naturaleza.

Sus pétalos, ahogados entre olas
de sol y espinos,
claman a un cielo hostil,
que les niega el consuelo
de una nube
henchida de agua fresca
para calmar su sed.

Y la sedienta flor de julio,
hasta su muerte,
seguirá soñando
con tormentas generosas,
con arcoíris lejanos,
con caricias de mariposas blancas,
con abejas peregrinas,
con lunas brillantes
para bañarse
en mares de plata.
Con lluvias de estrellas
y besos de rocío.

Mientras la vida aliente
en su último pétalo,
intentará la flor
olvidar la maldición de su naufragio,
de su injusta condena
en cementerios amarillos
de primaveras calcinadas.
Consolación González Rico

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