lunes, 16 de octubre de 2017

MI QUINTA NOVELA








Hay temas que te llaman, personajes que vienen de fuera para buscarte, que te sacan de tu confort, de tu piel y de tus zapatos para caminar por senderos inexplorados y remotos.
Es entonces cuando tu cabeza y tu corazón tratan de pensar y de sentir desde otras realidades ajenas a ti. Así fue como surgió "La calma de las arañas". 

He de confesar que en esta novela me alejé bastante del camino seguro, me aventuré a explorar geografías vitales descarnadas, espinosas. Sin embargo, mi deseo de entender y explicar esas realidades lejanas fue más fuerte que el temor a quedarme en el camino.

Quienes conocéis mi obra, sabéis que en ella reflexiono sobre la sociedad de nuestro tiempo, me planteo preguntas, busco respuestas, denuncio lo que no me gusta, trato de dar vida a las huellas de mi memoria; me sumerjo en la mente y en las emociones de los personajes, intentando hallar la esencia del ser humano. Pero tampoco olvido las circunstancias que trazan la trayectoria vital de cada uno.

En “La calma de las arañas” están presentes también los mismos ejes constantes de mi narrativa, pero con la dificultad añadida de que esta vez el escenario es la cárcel, y los personajes, tres hombres que llegan a ella por senderos diferentes. Tres perdedores que llevan a sus espaldas las marcas de la genética, del abandono y el maltrato infantil, de la homofobia o la pobreza.
Tres vidas que se tuercen, tres voces que se cuentan con lenguaje crudo. A veces provocador.
Tres historias que se hacen presentes cada noche en la oscuridad de la celda; que reviven con dolor en medio de la soledad.



Consolación González Rico