Torrecilla de la Jara, primavera de 2014 |
Al contemplar el campo
y sus colores,
que gritan primaveras
en silencio,
siento en mi piel la huella
de otros días,
añorados y hundidos
en los surcos del tiempo.
Y el eco solitario
de mis pasos
evoca sensaciones
que se fueron:
la mano firme y tierna
de mi padre,
el croar verdinoso
en la acequia del huerto,
las golondrinas libres,
elegantes y raudas,
dibujando espirales
con tiralíneas negros;
sin posarse en la tierra,
casi rozando los confines
del cielo.
Las tardes persiguiendo mariposas,
diminutas palomas
de caprichoso vuelo,
entre los mil colores
de una alfombra
urdida de hilos verdes
y de pétalos.
El reclamo
de las rojas amapolas,
bellas y efímeras,
prisioneras fugaces
de mis dedos.
Y el desencanto
al presentir su muerte,
mientras acariciaba
su negro corazón
de filamentos.
de filamentos.
Primaveras de infancia,
¡jardines del recuerdo!
Consolación González Rico
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