Eran las once de la mañana cuando entraba en
el Centro de Educación de Personas Adultas Teresa Enríquez de Torrijos. Tengo
que reconocer que al subir las escaleras me desconcertó la algarada de risas y
voces, protagonizadas por quienes en ese momento celebraban una gimkhana.
¿Serían los mismos que iban a participar en la actividad a la que me habían invitado? El contraste iba a ser fuerte. Al menos eso me temía. Yo estaba allí para hablar de libros. Además, no se trataba de uno de mis encuentros habituales (una Biblioteca con un grupo de lectura que había leído previamente una de mis obras), sino de una charla-coloquio sobre El proceso de creación literaria, el mío propio a la hora de construir una novela.
Me parecía increíble que un alumnado tan plural, sin mediar un breve espacio temporal entre la actividad lúdica y la literaria, pudiera acomodarse en las filas de sillas allí dispuestas para escuchar por qué escribo, cómo fabrico mis historias, cómo elijo los temas, los lugares, los personajes, la trama, la manera de contarlo, el lenguaje. Me sorprendió que se quedaran casi todos.
Y en la medida en que iba ahondando en la temática objeto de mi charla, me fui dando cuenta de que la respuesta no podía ser mejor. Después, al final de mi exposición, pude disfrutar de su participación activa en un coloquio denso y rico.
Mi agradecimiento al CEPA Teresa Enríquez por su invitación, por tan cariñosa acogida, por haberme ofrecido la oportunidad de compartir con el profesorado, alumnado y personal del centro, dos horas inolvidables de emociones y letras.
Consolación González Rico
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