Como
el mar, vas y vienes a mi playa,
te
llevas las arenas de mis sueños,
olas
gigantes, rumores pequeños,
es
mar tu amor que nunca se remansa.
Con
susurros alientas mi esperanza,
destruyes
mi ilusión con tus silencios,
te
alejas cuando soplan otros vientos,
no
sé cuándo te tengo y cuándo marchas.
No
es nuevo tu vaivén en mis orillas
ni
el miedo al oleaje que me lleva,
ni
este naufragio de mi barca herida.
Quizá
el tiempo restaure mis maderas
y
a otros mares me conduzcan los días:
tranquilos, transparentes, sin tormentas.
Consolación
González Rico
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